Pensar
En El Otro
La
visión de una promesa incumplida. Eso era lo único que mantenía su mente
ocupada. La sangre era el menor de sus problemas. Los cristales rotos, simples
daños colaterales. El televisor, una víctima que se hallaba en su lugar de
siempre en el momento equivocado.
La
tensión le subía por momentos. Lo notaba. Se le aceleraba la respiración. Su
cabeza no dejaba de trabajar: había incumplido su promesa. Jamás podría
remediarlo.
Las
sillas habían perdido su posición políticamente correcta. El sofá se había
desmembrado por toda la habitación: un cojín estaba al lado de la puerta; el
otro, bajo la ventana. La lámpara, ligeramente apoyada en el sillón, aún
conseguía mantenerse en pie. Quizás no por mucho tiempo.
Sus
manos empezaban a temblar. Lo veía. Su corazón latía agitadamente. En su cabeza
había comenzado a desarrollarse otro pensamiento: terminar lo que había
empezado. Jamás podría cambiar que había incumplido su promesa, pero aún podía
darle fin a todo.
Una
lata de gasolina. Sí. No es una mala idea. En el coche tenía una lata de
gasolina. ¿Y una cerilla? Haría falta algo para prenderla. Sí. También tenía
cerillas. ¿Qué le impedía actuar? Tenía que terminar lo que había empezado.
Otro
pensamiento surcaba su cabeza: rapidez. Tenía que hacerlo todo lo más rápido
posible…
¿El
teléfono estaba descolgado antes? ¿Quién está al otro lado de la línea? ¿El
otro? No se había parado a pensar en el otro. Quizás escuchó todo. Quizás el
puzle que había comenzado tenía más piezas de las que podría contar. Pero ¿y si
se equivocaba y no había nadie al otro lado del teléfono?
No.
Seguro que no se equivocaba. Él nunca se equivocaba. El otro sí se equivocaba,
pero él no. El otro había cometido fallos, él no.
Empezaban
a acumularse más pensamientos… Bajar al coche. Coger la lata de gasolina. Coger
también las cerillas. Subir a la habitación. No llamar la atención. Esparcir la
gasolina por la habitación. Prender la cerilla. Sonreír. Tirar la cerilla.
Pensar en el otro.
Darse
la vuelta. Huir. Mirar atrás. ¿Arrepentirse? Jamás. Bajar al coche. Subir en el
coche. Arrancar y meter primera. Pisar embrague y subir marcha. Segunda,
tercera. Semáforo en rojo. Saltárselo. Pensar en el otro. Cuarta, quinta.
Pensar en el otro.
Un
nuevo semáforo en rojo. Saltárselo. Sexta. Pensar en el otro. Buscar la
pistola. Pensar en el otro.
¿Estará
en la guantera? Pensar en el otro. Semáforo en ámbar.
Pensar
en el otro. Abrir la guantera. Semáforo en rojo.
Pensar
en el otro.
Camión
que atraviesa la calle.
Pensar
en el otro.
Intentar
salvarse.
Recordar.
Sonreír.
Morir.
José Manuel Romero Cervantes
Saludos de un inexperto escritor que intenta mejorar diariamente...