viernes, 21 de diciembre de 2012

Cuentos Del Fin Del Mundo - Volumen I


Today Is The Day (Hoy Es El Día)

Hoy ha sido el fin del mundo. Y no ha sido un fin del mundo cualquiera: este lo predijeron las mayas hace muchos años. Mi abuela dice que lo predijeron hace tantos años que ni siquiera ella había nacido. Y mi abuela no es joven. No, nada de eso. Tiene tantos años que cuando yo nací, ella ya era vieja.
Según sus cálculos soy unas de las personas más afortunadas del mundo: he sobrevivido a una grave enfermedad, a la muerte de mis padres, a la desaparición de la decencia, a una crisis mundial y a cinco finales del mundo o, como ella dice, apocalipsis.
Apocalipsis. Qué bonita palabra para un concepto tan horroroso ¿verdad? A mí nunca me ha gustado pensar que cuando todo terminara lo haría de manera que sufriésemos. No, me niego a pensar así. Además, si tuviéramos que sufrir algún dolor, estoy seguro de que mi abuela tendría un remedio para él.
Ella siempre tiene una solución. Y si no la tiene, la encuentra. Cómo cuando murieron mis padres y yo tuve que venir a vivir con ella. Tuvo que superar todo su dolor y prepararme una habitación para que yo pudiera crecer en ella. Yo no tuve que superar ningún dolor.
La muerte de mis padres no me afectó. Y no quiero decir que sea un insensible: yo sólo tenía un par de meses de vida. Si ni siquiera podía comer yo sólo, ¿cómo podríais pensar que yo iba a sufrir por la muerte de mis padres? Además no me enteré hasta hace unos días de que mis padres habían muerto.
La muerte. Otra bonita palabra que no hace honor al concepto que representa. No me gusta pensar en la muerte. Sólo tengo 12 años. Prefiero pensar en otras cosas menos tristes.
Tristeza. ¿Cómo no voy a estar triste si hoy estoy visitando la tumba de mis padres por primera vez? Además acabo de enterarme cómo murieron: un alcohólico que conducía un coche rojo chocó contra ellos. Mis padres murieron, el alcohólico no.
Hoy ha sido el fin del mundo, pero no para mí. Tampoco ha sido un día más del calendario. No. Como dijo mi abuela: “hoy es el día”. Y ha sido cierto. Hoy es el día en que he jurado que vengaría la muerte de mis padres.





 José Manuel Romero Cervantes

 


Saludos de un cuentacuentos que no ha sucumbido al fin del 13 Baktun del calendario maya...

miércoles, 12 de diciembre de 2012

Cuento A La Una De La Madrugada - Volumen VI


El Enigma Maldito

El anciano profesor de historia le narraba una misteriosa historia a su alumno más aventajado. Trataba sobre un monje tenebroso que ocultaba libros como premio en oscuros juegos que, normalmente, terminaban con la muerte de aquel que osaba jugar.
El hermano Humberto, pues así se llamaba el susodicho monje, era un joven pero ávido lector y conocía los libros prohibidos más jugosos. Libros que adquiría ya fuera honradamente o con malas artes.
Además, el hermano Humberto era inteligente y travieso por naturaleza y le gustaba mucho jugar y resolver enigmas. Creyendo que había resuelto todos los enigmas, quiso plantear un enigma tan difícil de solucionar que sólo él sería capaz de hacerlo.
Con el paso del tiempo consiguió plantear un enigma muy difícil y retó a muchos a resolverlo, pero como no ofrecía nada a cambio, nadie quiso aceptar su invitación.
Como mencionaba antes el profesor, el hermano Humberto conocía muchos libros prohibidos y consiguió uno compuesto por escritos de José de Arimatea. Concretamente estaba compuesto por cartas entre él y alguien que se hacía llamar “Jesús de Nazaret”. Esto podría haber sido normal hasta el año en que Jesucristo murió, pero las cartas databan de 16 años después de este suceso. El título del libro es, en español, “La Correspondencia No Revelada. Detalles De La Falsa Resurrección”.
Cuando se corrió la voz del premio que el hermano Humberto iba a dar a aquel que lograra resolver su enigma. Fueron muchos los que se lanzaron a intentar dar con la solución del problema. Según el hermano Humberto, en la solución había ocultado el libro y, sólo aquel que lograra resolverlo en un plazo de 23 horas, podría obtener el libro de José de Arimatea.
Pero, ¿qué pasaba con aquellos que no lograban resolverlo en el plazo dado? Simplemente morían. Unos decían que el enigma era tan complicado que llevaba a la locura, otros decían que dicho libro no existía y que al conocer esta noticia, los participantes se suicidaban.
Las malas lenguas decían incluso que el hermano Humberto, con el fin de eliminar la tontería de la sociedad, mataba a los participantes que no superaban su enigma, puesto que según él, la vida solo era digna para los inteligentes.
Al final, nadie consiguió resolver el enigma del hermano Humberto y tanto él como el enigma, que pasó a estar maldito, y el libro se perdieron en la historia.
El alumno, que llevaba por nombre Hugo, le preguntó al profesor la finalidad de conocer aquella historia.
- ¿Acaso no te ha entrado curiosidad? - preguntó el profesor - Sabiendo lo inteligente que tú eres y lo avanzada que está hoy día la sociedad, ¿crees que podrías resolver el enigma maldito del hermano Humberto?
Hugo, que no pecaba de exceso de humildad, asintió y le pidió al profesor que le planteara ese “acertijo barato”, tal y como éste lo denominó.
Al profesor se le iluminó la mirada y le expuso el enigma:

En este momento decidirás tu futuro.
No eres el primero y no serás el último,
simplemente eres un jugador más.
Si fallas, el destino te pagará con tu error.
Si aciertas, un libro muy preciado obtendrás.
¿Crees que estás listo para solucionar mi enigma?
¿Sí?
Iluso…
¿Qué elegirías si yo te digo que he hecho un pacto con el diablo y puedo ofrecerte elegir entre tu vida o la de todos aquellos que conoces?



23 horas después apareció el cuerpo sin vida de Hugo en el jardín de su casa. Todo el mundo culpó y buscó al profesor de historia, pero, el viejo, al igual que el hermano Humberto, se había esfumado con el enigma maldito...




 José Manuel Romero Cervantes

 


Saludos de un numerólogo no titulado que publica cuentos el 12 de diciembre de 2012...