"...Entonces caí en la cuenta de que el gitano había apostado dinero a sí mismo. Por eso el cabronazo nunca caía cuando tenía que hacerlo. Mientras nos pelaba, él se forraba. Estabamos peor que al principio..."
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Capítulo 2 del cuento "La Fecha De Mi Muerte" de José Manuel Romero Cervantes:
Cinco Meses Después
Estoy sentado en mi sillón, terminando de leer un genial libro, con ayuda de la luz natural que penetra por mi ventana. Éste trata sobre los ideales de un preso y su afán por conseguir la libertad. Lo termino y lo dejo en su hueco correspondiente sobre la estantería. Miro por la ventana y le veo de nuevo. De pie, observando la casa, se halla aquel hombre castaño y bajito. Cinco meses atrás tuve un mal presentimiento, pero no le di apenas importancia, pero ahora me estoy replanteando la situación.
- ¡A comer! -vocifera Lucy.
Dejo de mirar al hombre y me voy al comedor. Huele de maravilla. Lucy ha preparado una comida especial, puesto que hoy hace cinco meses que nos casamos. El menú es el mismo que comimos aquel día. Me siento a la mesa.
- ¿Has visto al hombre que está en frente de la casa?
- ¿A quién te refieres, Al?
- Al hombre bajito y castaño que está ahí fuera. ¿Lo has visto?
- No, no me he fijado. ¿Por qué lo preguntas? ¿Ha pasado algo?
- No, cariño, no te preocupes. Es que tengo la sensación de que nos observa continuamente.
- Serán imaginaciones tuyas.
- Sí... supongo.
Tal vez Lucy lleve razón y sean sólo imaginaciones mías, pero no puedo quitarme a ese hombre de la cabeza. Siento que le conozco, y que, en el fondo, Lucy también lo conoce. Su mirada me resulta tan extrañamente familiar...
Después de comer y fregar los platos, Lucy suele echarse a la siesta, para poder concentrarse mejor en el nuevo libro de física que está escribiendo. Por mi parte, yo suelo meterme en mi estudio a trabajar. Subo al piso de arriba, entro en el estudio y cierro la puerta para no molestar a Lucy. Voy hacia el escritorio. Sobre él encuentro una carta lacrada con un gran sello rojo del que no logro distinguir el escudo. Que raro...
Saludos de un escritor nobel...
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