Creí en Dios. Me confirmé. Pero ahora soy agnóstico.
Ante todo respeto la creencia y las ideas de cada persona. No soy un fanático. Siempre hablo desde mi experiencia. Respeto al cristiano y al musulmán, tanto como al judio o a cualquier otro.
Creí en Dios. Me confirmé. Pero ahora soy agnóstico.
El ser humano tiene la necesidad de creer que existe algo superior a él, origen y final de todo cuando existe, ha existido o existirá. El ser humano no cree en la casualidad: su creación fue obra de un Dios todopoderoso, que diseñó al hombre a su imagen y semejanza, pero sin cometer los errores que cometió con los ángeles.
Un gran filósofo alemán, Friedrich Nietzsche, afirmó: "Dios ha muerto". Lo hizo de un modo provocativo, para afirmar que los pilares de la sociedad se venían abajo por sí solos, caían por su propio peso; así, su "superhombre" pasaba a ser el eje central de la nueva sociedad.
Nietzsche se equivocó: Dios no ha muerto, porque no existe, y aquello que no existe no puede morir. Afirmar que Dios no existe quizás sea poco humilde por mi parte, pero esta afirmación tiene que entenderse de la siguiente manera: Dios no existe tal y como lo describen las religiones, por eso, el Dios que conocemos, no existe y, por consiguiente, no puede morir.
Creí en Dios. Me confirmé. Pero ahora soy agnóstico.
El segundo postulado que os entrego es el siguiente:
"No dejéis que nadie os diga cómo es Dios, porque nadie acertará. Sed agnósticos"
Saludos de un filósofo inorgánico...
NOTA: agnóstico es toda aquella persona que declara que no se puede entender lo relacionado con el conocimiento divino, sino simplemente todo aquello de lo que tenemos experiencia directa
No hay comentarios:
Publicar un comentario